jueves, 28 de agosto de 2008

ANIMA CHRISTI

Anima Christi, sanctifica me.
Corpus Christi, salve me.
Sanguis Christi, inebria me.
Aqua lateris Christi, lava me.
Passio Christi, conforta me.
O bone Iesu, exaudi me.
Intra tua vulnera absconde me.
Ne permittas me separari a te.
Ab hoste maligno defende me.
In hora mortis meae voca me.
Et iube me venire ad te, ut cum Sanctis tuis laudem te in saecula saeculorum.

Amen.

martes, 12 de agosto de 2008

Asuncion

La Asunción de María o Asunción de la Virgen es la creencia, de acuerdo a la Tradición y teología de la Iglesia Católica, de que el cuerpo y alma de la Virgen María fueron llevados al cielo después de terminar sus días en la tierra.
Este traslado es llamado Assumptio Beatæ Mariæ Virginis (Asunción de la Bienaventurada Virgen María) por los católicos romanos, cuya doctrina fue definida como
dogma (verdad de la que no puede dudarse) por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950. La Iglesia Católica ha celebrado esta fiesta en honor de la Virgen María, en Oriente desde el siglo VI y en Roma desde el siglo VII, celebrándose el 15 de agosto.

Historia

Sobre la muerte de la virgen maria no hay datos certeros bíblicos o históricos ni del lugar (algunos señalan Éfeso o Jerusalén) ni del modo.

Primeras referencias litúrgicas

La primera referencia oficial a la Asunción se halla en la liturgia oriental; en el siglo IV se celebraba la fiesta de "El Recuerdo de María" que conmemoraba la entrada al cielo de la Virgen María y donde se hacía referencia a su asunción. Esta fiesta en el siglo VI fue llamada la Dormitio (χοίμŋσις) o Dormición de María, donde se celebraba la muerte, resurrección y asunción de María. El emperador bizantino Mauricio decretó que la fiesta se celebrara el 15 de agosto en todo el imperio; conviene aclarar que sólo fijó una fecha, no “inventó” la fiesta, ya que ésta se celebraba desde antes.
Otro testimonio que evidencia la celebración la da San
Gregorio de Tours quien en su obra “De Gloria Martityrum” señala que ésta fiesta la celebraban en Jerusalén al final del siglo VI.

Relatos apócrifos

Los relatos apócrifos sobre la asunción de María aparecen aproximadamente desde el siglo IV y V. Siendo el más difundido y posiblemente uno de los más antiguos en el oriente bizantino el "Libro de San Juan Evangelista (el Teólogo)". Este y otros escritos apócrifos tuvieron gran influencia en diversas homilías y escritos de los oradores orientales, como por ejemplo Juan de Tesalónica, Juan de Damasco, San Andrés de Creta, San Germán de Constantinopla, entre otros. Si bien no tenían ni tienen carácter histórico, la Iglesia Católica vio en estos escritos el fondo teológico que existía y del cual los relatos eran expresiones adornadas.

La Asunción en Occidente
Debido a factores políticos y lingüísticos, ya que las relaciones con oriente eran tensas y el griego no se dominaba todavía, la doctrina de la Asunción de María no fue desarrollada sino hasta el siglo XII donde aparece el tratado Ad Interrogata, atribuido a San Agustín, el cual aceptaba la asunción corporal de María. Santo Tomás de Aquino y otros grandes teólogos se declararon en su favor. Pío V en el siglo XVI al momento de reformar el Breviario quitó las citas del "Seudo-Jerónimo" y las sustituyó por otras que defendían la asunción corporal.
Benedicto XIV señaló la doctrina de la asunción como pía y probable pero sin señalarla aún como dogma.
La influencia del libro llamado el Seudo-Jerónimo el cual ponía en duda si María fue asunta al cielo con o sin su cuerpo (aunque manteniendo la creencia en su incorrupción) hizo surgir la duda de si la asunción corporal estaba incluida en la celebración de la fiesta. A esto se sumó otro libro que gozó de fama entre los conventos y cabildos llamado el "Martirlogio" del monje Usuardo (quien murió hacia el año 875) el cual alababa la reserva de la Iglesia de aquella época que prefiriría no saber "el lugar donde por mandato divino se oculta este dignísimo templo del Espíritu Santo y nuestro señor el dios ".

El Dogma

En 1849 llegaron las primeras peticiones al Vaticano de parte de los obispos para que la Asunción se declarara como doctrina de fe, estas peticiones aumentaron conforme pasaron los años y años después cuando el Papa Pío XII consultó al episcopado en 1946 por medio de la carta Deiparae Virginis Mariae, la afirmación de que fuera declarada dogma fue casi unánime.
Así el 1 de noviembre de
1950 se publicó la bula Munificentissimus Deus en la cual el Papa, basado en la Tradición de la Iglesia Católica, tomando en cuenta los testimonios de la liturgia, la creencia de los fieles guiados por sus pastores, los testimonios de los Padres y Doctores de la Iglesia y por el consenso de los obispos del mundo como "Magisterio Viviente", declaraba como dogma de fe católica la doctrina de la Asunción de la Virgen María: Por eso, después que una y otra vez hemos elevado a Dios nuestras preces suplicantes e invocado la luz del Espíritu de Verdad, para gloria de Dios omnipotente que otorgó su particular benevolencia a la Virgen María, para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte, para aumento de la gloria de la misma augusta Madre, y gozo y regocijo de toda la Iglesia, por la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y nuestra, proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial.

Significado de la Asunción en la enseñanza católica

En palabras del Papa Juan Pablo II:
Con la Asunción de María a los cielos se han realizado definitivamente en Ella los efectos de la única mediación de Cristo, Redentor del mundo y Señor resucitado: “todos revivirán en Cristo.Pero cada cual en su rango” (I Corintios.15,22-23)
La Asunción es don y gracia de Dios, María es la primera entre todos que ha gozado de los méritos de Cristo, es señal de esperanza para los creyentes en Cristo que en ella ven la certeza del paraíso. La glorificación de la cual María ya goza es la que espera a los fieles al final de los tiempos, estar en cuerpo y alma en el cielo.

miércoles, 6 de agosto de 2008

ANGELUS



V. Angelus Domini nuntiávit Mariae; R. Et concépit de Spíritu Sancto. Ave Maria....

V. Ecce ancilla Dómini; R. Fiat mihi secundum verbum tuum. Ave Maria...

V. Et Verbum caro factum est; R. Et habitávit in nobis. Ave Maria...

V. Ora pro nobis, Sancta Dei Génetrix R. Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.
Orémus: Gratiam tuam, quaesumus, Dómine, méntibus nostris infúnde: ut qui, Angelo nuntiánte, Christi Fílii tui Incarnatiónen cognóvimus, per passiónem ejus ad crucem ad resurrectiónis glóriam perducámur.

Per eúndem Christum Dóminum nostrum.

R. Amen.